octubre 20, 2014

Bitácora de un viajero #15 (Entonces cachaco, ¿cuando vuelves a Cartagena?)

Hace unos días pensaba sobre como fue que este proyecto, el de hacer de mi vida una aventura, empezó. Recordé mis días de dormir en estaciones de buses en EEUU, los desayunos de ceviche en los mercados de Perú, el recorrido por la ruta de los volcanes en Ecuador y mi retorno a Morrocoy, el parque natural ubicado en Venezuela donde acampaba cuando apenas era un niño. Todos estos fueron parte de los viajes preparatorios para dar una vuelta al mundo, una vuelta que desde el primer día me demostró que había tomado la mejor decisión de mi vida.

octubre 16, 2014

Bitacora de un viajero #14 (El eterno viajero)




Habían pasado un par de semanas desde que volví de mi viaje de 15 meses y ya parecía que la ciudad me había absorbido. Durante mis viajes he conocido a muchos que hablan del “síndrome del eterno viajero”, aquel que nace del choque entre la aventura del camino y la monotonía de la ciudad. Este síndrome es tan común, que la gran mayoría de viajeros sufren constantes depresiones y dilemas existenciales en los que ¿Quedarse o volver? Será la eterna pregunta. Sin embargo nadie me habló de la otra cara de la moneda, aquella en la que nuestros “hogares” nos absorben tanto que recordamos lo que éramos antes y hace que nuestros cerebros borren todo lo que vivimos en el camino.

septiembre 25, 2014

Conclusiones de una vuelta al mundo (Parte 1)

1. Explorar el mundo como viajero y no como turista prolonga la vida.


Luego de viajar 15 meses por el mundo estuve haciendo cuentas de cuanto dinero gasté, les puedo decir que con el monto que gasté un turista podría tomar 4 meses de vacaciones para visitar destinos similares. Ahora si asumo que esta persona quiere gastar el tiempo que yo gasté en vacaciones necesitaría mis mismos 15 meses, por lo tanto si combino el monto gastado y el tiempo de mi viaje (y tengo en cuenta el régimen laboral en Colombia) llego a la conclusión que mi viaje me ahorró 10 años de vida. Claro durante este tiempo dejé de comprar un carro, invertir en un apartamento, casarme o tener hijos pero creo que por ahora puedo vivir sin eso.

julio 28, 2014

Vietnam: El norte


Luego de tomar un minibus con otros 20 vietnamitas (uno sobre otro), estabamos en la frontera entre Laos y Vietnam, al frente de un guardia que nos pedía un dólar por cada sello que debía poner en nuestros pasaportes. Luego de negarme a la estafa, simplemente me hicieron a un lado, no pasaría al país que hace más de 40 años había sido devastado por una guerra estúpida, talvez como todas las guerras. Algunos dicen que los rezagos de la guerra continúan hoy en día en sus mentes, hoy pienso que sólo son excusas para ensuciar el nombre de un país que me daría una grata sorpresa. Al final pagué el dólar.

julio 18, 2014

Bitácora de un viajero #13 (el día en el que descubrí que mi vida tenía sentido)



Siempre nos cuestionamos por los "sin sentidos" de la vida. ¿Porqué la gente viene al mundo a sufrir?¿Porqué trabajo por horas si nunca me promoverán? ¿Porqué gasto horas en el gimnasio si envejeceré y mi cuerpo decaerá tarde o temprano? ¿Para que una vida si no tengo tiempo para disfrutarla? Y el mayor sin sentido de todos ¿ que sentido tiene mi vida?

abril 10, 2014

Laos: El verdadero país de las sonrisas

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Después de casi dos meses de viaje en Tailandia llegaba al país del que algunos me dijeron "es la sombra de Tailandia". Las personas eran físicamente parecidas a los de la Tailandia del norte aunque su acento no era tan cantado. La comida era una variación de la tailandesa que se basaba en arroz y pasta. Los paisajes también parecían ser similares. En ese primer día en Laos pensé que había llegado a la sombra de Tailandia, que equivocado estaba.

abril 07, 2014

Tailandia: Una tarde en el quirófano



Odio esos días en los que mi concentración es débil, en los que por más que intento, no puedo separar la realidad de la fantasía. Odio esos días en los que se que algo malo va a pasar y no puedo evadirlo. Pues ese era uno de esos días, sabía que al día siguiente el médico me diría algo que me iba a mortificar en las próximas semanas.

marzo 31, 2014

Tailandia: Llegó diciembre con su alegría


Una vez más estaba sólo, camino a unos de los lugares más hermosos de Tailandia, la primera capital del país, Sukothai. El lugar es simplemente impresionante, desde que llegué al mercado hasta que compré el pasaje para ir a bangkok me sentí en casa. 

Sin embargo tengo que ser sincero, aunque aquel lugar me volvía loco con sus budas gigantes y atardeceres sin igual, mi foco estaba en otro lado. ¿Recuerdan a la turista? ¿Aquella mujer que me hizo cambiar mis planes en Nepal hace un par de meses? ¿Aquella turista que me dió un hasta luego como símbolo de cortesía? Pues la turista se convertiría en mi compañera de viaje por los próximos meses, esa turista llegaría en algunas horas a Bangkok y probablemente cambiaría aquel viaje que decidí hacer 6 meses atrás.

De vuelta a Bangkok



Me encanta cuando vuelvo a un lugar y me siento local. Llegar a las 4 de la mañana no es problema, como ya soy un citadino no le temo a dormir en la estación de buses. Tomar bus nunca fue más fácil, mi tailandés ha mejorado significativamente desde que voy a los mercados. ¿La comida? Ni siquiera ordeno Pad thai, ya conozco lo que come el tailandés de la calle. 


Tan pronto como entro al hotel, me doy cuenta que es lo que esperaba, una asquerosidad, manchas hasta en el techo e insectos que nunca he visto. Pero no me importa, porque en unas horas estaré con ella. Así que peleo con un conductor de tuc tuc, tomó un bus, luego un tren y espero en el aeropuerto. Luego de unas horas pierdo la fe pero no la esperanza y allí está, parece una ilusión que estuviera frente a mi, como hace un mes en Nepal. Sólo la toco para saber que es real, pero tengo cuidado porque no la quiero dañar. Así que me dice "hola" y en ese momento se que no es una ilusión, se que mi viaje cambiará, recuerdo lo poderoso que puede ser un hasta luego.


Bangkok nunca fue más colorido, el palacio real nunca fue más ostentoso, el Pad thai nunca supo mejor. Nuestros días en la ciudad nos mostró esa mezcla entre el pasado y el futuro, entre lo antiguo y moderno. La Navidad se apodera del ambiente y hace que la gente sea más amable, aún cuando para los tailandeses es una fecha comercial y no tiene mayor significado.


Empieza la novena en Colombia y en ese momento es cuando me encuentro en Kaosan Road a Gloria, mi ex compañera de trabajo. Aunque han pasado 6 meses, parece que era ayer cuando gastábamos tiempo debatiendo sobre la dirección de los mercados financieros, sobre la evolución de la economía o simplemente quejándonos por nuestros bajos salarios. Pues allí estamos una vez más, hablando sobre los mercados, esos que siempre me han cautivado y que me dieron la oportunidad de ahorrar lo necesario para viajar al otro lado del mundo. La diferencia es que esta vez estamos en una de las calles más famosas de Asia, donde irse de fiesta puede ser peligroso, salen dos y vuelven cuatro o a veces ni vuelven o si vuelven corren el riesgo de tener múltiples tatuajes.  Así que decidimos irnos de fiesta, el resto son recuerdos borrosos.


El reencuentro con mi  ex compañera me hizo recordar lo que era, mi pasado, ese que nunca he querido olvidar como lo hacen otros viajeros. Ese pasado me hace sentir un poco glamouroso, tal vez olvidó por un instante que llevo usando la misma ropa durante 6 meses y que mis compañeras de habitación son cucarachas y tal vez ratas. Cuando vuelvo a mi presente sonrio porque me doy cuenta que a esta hora duermen en mi país, sonrió porque es momento de ir al sur, a visitar las playas más hermosas del Sudeste asiático. 

A la tierra de los expatriados


Así es como decidimos ir a Hua Hin, un lugar del que no sabemos nada pero que de seguro nos tiene algo grande preparado.

Nuestra primera impresión es la de un lugar amable con familias y viejitos en edad de retiro que pasean por las calles, seguro que les encanta saber que recorren las mismas calles que el rey de Tailandia suele frecuentar (eso creía yo). Sin embargo es extraño cuando me doy cuenta de que por cada viejo hay dos mujeres tailandesas, siempre lo he dicho: creo en el amor pero esto era asqueroso. Luego de preguntar y preguntar nos enteramos que estábamos en una de las ciudades más famosas por el turismo sexual en Asia.

Entiendo que ellos tengan sus necesidades pero no es justo que invadan otro país para promover la prostitución. El ciclo de la vida nos enseña que hay que vivir al máximo cada etapa de la vida, así que lo que no se hizo cuando joven no se puede hacer de viejo. Una imagen clásica de Hua Hin:

"Sus ojos se cruzaron, tal vez ninguno imaginó que sus caminos compartirían la misma luz algún día. Hace 20 años ella apenas jugaba con una muñeca, el inflaba la suya. Hace 10 años ella conocía a su primer amor en la escuela, el la enterraba después de 40 años de matrimonio. Hace un año ella encontró la forma fácil de hacer dinero, el encontró la forma fácil de conseguir sexo. Sus manos entrelazadas le muestran al mundo que el dinero lo puede todo, muestran que el hombre es valiente cuando esta rodeado de extraños, muestra que sí se está a punto de morir puedes dañar la cultura de otro país, al final será problema de otro"

Bienvenidos a la full moon

Ya habíamos dejado la sordidez de Hua Hin y luego de tomar un tren a Surathani, estábamos sentados en un ferry que nos estaba transportando a Koh phangan. Decidimos que lo mejor es alquilar una moto para ir al hotel donde pasáremos una semana. Así que tomó el riesgo de conducir a lo Tai, con dos backpacks y sus respectivos backpackers.



Luego de ver los paisajes increíbles que nos tiene preparado la isla, llegamos al hotel más lujoso en el que había estado en el viaje. No podemos creer que estamos en un resort al frente del mar, donde a diario nos hacen el cuarto y nos dan cuatro juegos de toallas (los backpackers amamos las toallas limpias). La playa, la mejor de la isla.  


Es noche de Navidad y no me canso de decir lo importante que es esta fecha para los pueblos latinoamericanos, una fiesta de familia que no puede dejar ser pasado por alto. Y allí estamos Vania, Luiso, Sebas, Nuria y yo. El recuento del combo de latinos del norte ahora en un restaurante buffet en el sur de Tailandia. Los Chilenos con su vino, el colombiano con el ron, la española con el panettone y yo, tomé un trozo de mi preciado turbante indio, y se los doy como muestra de cariño. Es increíble como hace un año me desgastaba comprando los mejores regalos y ahora estoy dando algo que fue tan fácil encontrar y con gran valor sentimental. 



La noche sigue entre comida, vino, ron fiesta y al final, que se yo que pasó al final. Lo importante es que la moto llegó bien. Esa fiesta, la de la half moon party fue el preámbulo a la famosa full moon party! una fiesta al frente de la playa donde las luces de los stand de buckets se confunden con los shows de fuego que están durante toda la noche. Al final sabemos que será nuestra última noche juntos y la disfrutamos, al amanecer del día siguiente todos los viajeros han tomado camino, una vez más estoy seguro que los veré en mi casa.

El recomendado del día: Tom Sai



Para viajar no se necesita guía, sólo hay que preguntar a los viajeros sobre los lugares visitados. Así fue como llegamos a Tom Sai, en Krabi. El lugar es increíble, una de las playas más hippies nunca antes visitadas con ese toque de adrenalina que le da la escalada. Las noches las pasamos escuchando música flamenca o a veces latina cantado por un cuarteto de Tais, estos sí que saben.



Cuando nos aburrimos de estar botados en la playa, tomamos un kayak y remamos a una playa famosa, aún no sabemos el nombre. Allí empiezo a jugar con los Tais que tienen cangrejos en vez de perro. Usan salvavidas para protegerse de una mala ola y usan ropa en el agua para dejar parte a la imaginación.

5, 4, 3, 2, 1 feliz año!


Lastimosamente el tiempo es oro y ya es 31 de diciembre, el último día del año. De ese año que me esta cambiando la forma de ver al mundo. Así que decido pasarlo en grande. Tomamos un avión al norte de Tailandia, de nuevo a Chiang Mai para presenciar una de las celebraciones más bonitas de fin de año en el país de las sonrisas.


Durante toda la noche cientos de Sky lanterns son arrojados al aire, algunos con los deseos para el 2014, otros con mensajes para los que dejaron el mundo en el 2013. La comida inunda la entrada principal de la antigua ciudad mientras un concierto con bandas tías famosas empieza a unos metros de nosotros.

Aunque es una fiesta adoptada, los Tais la viven con júbilo imprimiéndole la mejor energía, esa que se transmite a las 12 de la noche, cuando los fuegos artificiales no paran de inundar un cielo que ahora es amarillo y rojo, en unos minutos sólo queda el humo del 2013 y la sensación de éxito de haber cumplido mis metas: tener el coraje para renunciar a un trabajo que me daba estabilidad económica, aceptar la soledad como compañera de viaje, explorar un mundo nuevo para mi y volver a lo simple. Mi 2013 no pudo ser mejor.

Ahora es 2014, muy temprano de hecho. Siento un fuerte dolor que se mezcla con una excesiva preocupación. El miedo de que algo ande mal me lleva corriendo al hospital, es primero de enero y me dicen que lo mío debe ser tratado por el especialista que llegará al día siguiente. Aquí empiezan mis 24 horas de espera.



marzo 24, 2014

marzo 16, 2014

Tailandia: Educando al hombre - mono


¿Qué pasa cuando se toma una célula y se deja por billones de años para que la evolución haga su juego? Se vuelve un hombre ¿Que pasa cuando se toma a un hombre que ha vivido 28 años en grandes ciudades, se le lleva a Europa por 6 semanas de vacaciones y luego se le manda 4 meses a explorar la India y Nepal?  Se vuelve un mono.

Esta es la historia de como me convertí en hombre, por segunda vez en mi vida...

febrero 18, 2014

Bitácora de un viajero #11 (un viaje sin vuelta)




Si hay algo que he aprendido en esta etapa de mi vida en la que decidí emprender un viaje sin fronteras es que dentro del viaje existen diferentes etapas.

enero 24, 2014

India: De vuelta a casa



Es increíble como me sentía de bien desde que puse el primer pie. Desde que vi la primera vaca comiendo basura y al Sadu que no paraba de mirarme. En el bus hacia Gorakphur hablé con una maestra de escuela que me invitó a su casa, le dije que tendría que ser en una próxima vez porque ahora iba a comprar mi ticket a Calcuta.

El tren de las 30 horas

Después de 2 meses y medio de viaje en la India me jactaba de lo bien que me había ido con los trenes. Nunca experemienté lo que era un retraso hasta que tomé el tren a Calcuta. Este lllegó dos horas tarde a la plataforma y luego se demoró otras dos más en partir. A mi ni me importaba, estaría una semana en el país que un mes atrás me había dicho hasta luego.


Los niños de la estación de tren estaban felices por las fotos que les tomaba mientras que yo no paraba de acercarme y hablarles con señas. De momento, un indio se me acerca y me dice que no puedo tomar fotos a lo que le respondí - ¿quién es usted? Si un policía viene y me lo prohibe lo haré- No tenía sentido que la envidia de unos impidiera la felicidad de otros. Seguí disparando felicidad con mi lente.


Una vez en el tren, me recosté para sentir el aire en mi cara hasta que sentí algo más: el indio del lado estaba enfermo y vomitó. Indignado, paré y lo empecé a tratar mal hasta que algo dentro del mi me dijo que no era el deber ser, tomé unas hojas de una revista y luego de limpiarme lo ayudé a asearse. En seguida apareció el "Titi" (el controlador de tickets) y me dijo que no era mi puesto que deberia ir a otro lugar. En la siguiente parada me di cuenta que me habían dado un "upgrade" a la categoría AC3. Nunca estuve allí porque mi presupuesto no me lo permitía; era limpio, sin gente que invadiera mi puesto, con aire acondicionado, cortinas, cobijas y almohada, un paraíso luego de 4 meses en Asia.

Al final el tren se demoró 30 horas en llegar a Calcuta, 12 más de las que pensaba inicialmente. Sin embargo no me importó, tomé un taxi y de camino a la zona de mochileros, las calles rodeadas de autos viejos me hacia sentir en Cuba, también en mi ciudad natal, Caracas.

¿Quién dijo que los indios quieren tu dinero?

No me canso de decirlo "No hay que generalizar, los indios son personas increíbles que ante todo son negociantes por naturaleza por lo que son hábiles para vender cosas a los turistas tontos que pagan lo que ellos les piden. El indio también es curioso, le encanta preguntar y conocer de otras culturas, ese es el tipo de indio que más encontré en Calcuta"


Los primeros que encontré en el camino, cuando tomaba algunas fotos de un atardecer en el río fue Abi y su primo Surajit. Me preguntaron por mi plan y como muchas veces, les dije que no tenía ninguno que quería explorar la ciudad a lo que ellos me respondieron - Ok, hoy seremos tus guías-. 


Fuimos a visitar el monumento de agua con sus luces nocturnas, el imponente "Victoria Palace" y luego de invitarme a comer un helado me llevaron al festival de cine de Calcuta. Compartir unas horas con ellos fue suficiente para conocer al indio que no niega su historia pero que acepta la mordenizacion con gusto, un indio que esta cansado de la monotonía del trabajo y decide cambiar su estilo de vida, un indio que sabe que la vida es muy corta para desaprovecharla en tonterías. Abi fue administrador de portafolios de un reconocido banco en Mumbai por más de 10 años y hace un año que dejo su trabajo para ser fotógrafo.

Al día siguiente fui a un parque tan verde como los que encontré en los jardines de Versalles, cuando mi viaje empezaba. Tomé una siesta como las decenas de indios que allí estaban y luego de despertar decidí que eran tiempo de conocer un poco más de la ciudad. 



En medio de mi camino conocí a Vidyasagar y Patrik. Que me invitaron otra vez a conocer el "Victoria Palace" (otra vez) haciéndome pasar por indio para que no pagará las 150 rupias que me pedían por ser extranjero. Luego de contarme la historia de aquel lugar me preguntaron por mis planes y al saber que yo no tenía nada planeado me dijeron -Ok , hoy seremos tus guías-. Fuimos al famoso gath de Calcuta a orar y luego de esto nos dirigiríamos al puente de hierro. Además de invitarme bocadillos indios y los pasajes del bus me regalaron una pulsera de metal, el símbolo de "no robar" de los Sids. 


Ya en el puente no dejábamos de tomar fotos porque una estructura como esa no se ve a menudo en una ciudad India, incluso algunos ángulos parecían a la torre Eiffel. Ellos me contaban de su vida en el sur de la India y de los problemas de distribución de riqueza que tiene su país. Nunca vi a alguien hablar con tanta tristeza de como el sufrimiento de unos era el jubilo de otros. Fuimos a un restaurante de comida India del sur a comer thali, ese mismo que comí cuando empezaba mi viaje en solitario, ahora estaba acompañado de personas increíbles, personas inteligentes que preguntaban cada dos segundos sobre mi país, personas que no estaban interesadas en mi dinero.

Esta vez no hablaré sobre la ciudad, sobre su arquitectura ni su comida. No lo haré porque necesitaría muchas páginas, tal vez capítulos para hacerlo. Sólo les diré que fue la despedida perfecta de la India, un país que me tenía guardada la mejor ciudad de todas como último destino. 



Gracias a la India y a los 1.2 crores de personas que son curiosas por naturaleza, personas que con sus miradas penetrantes llegan al alma de las personas para hacerles saber que son las personas más  puras del mundo. 

Namaste India... Sawadee cap Tailandia!