El día en el que se me ocurrió dejarlo todo para ir a ... Asia?

Era un día como cualquier otro. El sol capitalino se asomaba entre las nubes grisáceas que el buen smog ha creado a través del tiempo. Tal vez 10 o 12 grados acompañaban mi camino a la oficina. 

Como todos los días, cumplí con la poca cuota de monotonía que tenía y como siempre tuve uno de esos días que hace unos años soñaba: un día en una mesa de dinero.

Sin embargo pensé en como la perfección de la vida me había hecho olvidar algunos deseos pendientes, y luego de pensar recordé el más importante, viajar por el mundo como un nómada.

 Sin embargo ya no era el universitario que no tenía nada que perder, había formado una vida llena de cosas, proyectos y sobre todo, estaba cumpliendo mi sueño laboral. Al parecer era imposible retroceder el tiempo.

Luego de pensar un poco más (no sé cuantos días pasaron), vendí el carro, aplacé los proyectos de endeudarme para comprar una casa y me di cuenta que mi sueño laboral podría seguirlo haciendo en cualquier momento de mi vida y ¿porque no?, en cualquier espacio del mundo. Luego de unos días me dí cuenta de que ya no era el universitario que no tenía nada que perder, mejor, era el profesional que no tenía nada que perder.

Al ver el mapa vi que Sudamérica estaba a escasos kilómetros, tal vez no sería un reto. Así que le dí la vuelta al globo y me dí cuenta que Asía podría ser un buen reto. Luego de releer uno de los mejores libros de aventureros que he leído (Viajando sin papel higiénico de Daniel Tirado), buscar viajeros del sudeste asiático y mirar el costo de vida de un "chino representativo" decidí que en unas semanas iría al otro lado del mundo: comería con las manos durante un par de meses, pasaría por la morada de los dioses y visitaría el país de las sonrisas.

Compré un mapa de Asia, hice un cronograma para organizar el poco tiempo que tenía, identifiqué los puntos fronterizos y con mucho valor, me enfrenté a unos 6 pinchazos de vacunas.

Cuando pensaba que estaba listo para enfrentar aquella aventura, me dí cuenta de lo equivocado que estaba...