Siempre nos cuestionamos por los "sin sentidos" de la vida. ¿Porqué la gente viene al mundo a sufrir?¿Porqué trabajo por horas si nunca me promoverán? ¿Porqué gasto horas en el gimnasio si envejeceré y mi cuerpo decaerá tarde o temprano? ¿Para que una vida si no tengo tiempo para disfrutarla? Y el mayor sin sentido de todos ¿ que sentido tiene mi vida?
Esa última pregunta es el motor de muestras vidas. Todo gira alrededor de esa hipótesis que día a día lanzamos para tratar de resolverla pero siempre, cuando vamos a dormir, nos damos cuenta que la respuesta no es la apropiada, ese sin sentido estará un día más con nosotros. Recuerdo el caso de una amiga que luego de romper con su novio de 6 años me dijo "la vida no tiene sentido", su vida giraba alrededor de la vida de otro. Y esto no está mal, los actos de los padres giran entorno a sus hijos y así son felices, aún cuando después de tanto sacrificios, sus hijos les responden con altanería, grosería y a veces ni les responden.
En mi caso, pensaba que el sentido de mi vida era llegar a una buena posición en aquello que me encanta: el sector financiero. Pensaba que escalar, ganar algo de dinero y eventualmente obtener poder, era aquello que le daba adrenalina y color a mi vida. Sin embargo un día vi que no era único, que lo que yo hacia lo hacían otros más: teníamos los mismo objetivos, nos vestíamos iguales y hasta actuábamos de forma similar.
Así fue como me cuestioné una vez más y me fui al mundo a encontrar eso que representaba el significado de mi vida. Al salir de casa, se me cortó levemente la voz pero subí mi mentón y así el aire entró fácilmente por mi garganta y con una mirada imponente dije adiós. A través del tiempo mi mentón dejó de erguirse, la mirada se tornó más amigable y en conjunto con una sonrisa me volví un ser más amable, tal vez el sentido de mi vida era el de ayudar a la comunidad y conectarme con la gente.
Un día, mientras entraba a la sala de cirugía en Tailandia, pensé en mi familia, esa que no estaba allí para apoyarme. Y pensé en que tal vez el sentido de mi vida era más simple que ser rico o que ayudar a gente desconocida, tal vez el sentido de mi vida era viajar con mis padres y darles eso que ellos ya habían perdido: confianza. Así fue como usé todo lo aprendido en mi vida para convencerlos de aventurarse en un viaje en el que tendrían que estar solos en ocasiones en medio de personas que no hablaba su lengua, y lo hicieron.
Hoy cuando estaba a punto de despedirme, me di cuenta de algo muy grande, algo que quiero compartir con ustedes. Cuando la tristeza me inundó por estar a punto de estar sólo de nuevo, cuando el egoísmo se apoderaba de mi y me decía que no me sentiría bien por dejar que mis padres se fueran solos, cuando sólo pensaba en mi, mi papá me dió tres palmadas en el brazo, con la fuerza que queda luego de 67 años de lucha, me miró directo a los ojos con la mirada que los viejos recuperan de su niñez y me dijo "gracias mijo, gracias".
En ese momento me di cuenta cual era el sentido de mi vida. Ni siquiera es hacer que mis padres viajen o cumplan sus sueños, el sentido de mi vida es hacer algo que venga de lo más profundo del corazón, que se alimente con la mayor de las motivaciones y compartirlo con alguien. Cuando mi papá me dio esas tres palmadas, mi tristeza se fue y ya no dio miedo estar sólo, simplemente me di cuenta que al darle algo a ellos que realmente necesitaban, algo intangible como lo es la confianza, era más feliz.
No se sí sea altruismo, no se sí sea una forma de disfrazar con palabras una experiencia de mi vida así como no se sí ustedes comprendan la idea, pero lo que si sé y me convenzo cada día más es que hacer las cosas con pasión, utilizando los dones que tenemos sin esperar nada a cambio, realmente nos hace felices.
Este es el sentido de mi vida. Se que no hay que ser viajero para aprenderlo y no hay que renunciar a nada para descubrirlo, pero si hay que tener algo de valentía para incorporarlo en nuestro plan de vida.
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