Páginas

marzo 31, 2014

Tailandia: Llegó diciembre con su alegría


Una vez más estaba sólo, camino a unos de los lugares más hermosos de Tailandia, la primera capital del país, Sukothai. El lugar es simplemente impresionante, desde que llegué al mercado hasta que compré el pasaje para ir a bangkok me sentí en casa. 

Sin embargo tengo que ser sincero, aunque aquel lugar me volvía loco con sus budas gigantes y atardeceres sin igual, mi foco estaba en otro lado. ¿Recuerdan a la turista? ¿Aquella mujer que me hizo cambiar mis planes en Nepal hace un par de meses? ¿Aquella turista que me dió un hasta luego como símbolo de cortesía? Pues la turista se convertiría en mi compañera de viaje por los próximos meses, esa turista llegaría en algunas horas a Bangkok y probablemente cambiaría aquel viaje que decidí hacer 6 meses atrás.

De vuelta a Bangkok



Me encanta cuando vuelvo a un lugar y me siento local. Llegar a las 4 de la mañana no es problema, como ya soy un citadino no le temo a dormir en la estación de buses. Tomar bus nunca fue más fácil, mi tailandés ha mejorado significativamente desde que voy a los mercados. ¿La comida? Ni siquiera ordeno Pad thai, ya conozco lo que come el tailandés de la calle. 


Tan pronto como entro al hotel, me doy cuenta que es lo que esperaba, una asquerosidad, manchas hasta en el techo e insectos que nunca he visto. Pero no me importa, porque en unas horas estaré con ella. Así que peleo con un conductor de tuc tuc, tomó un bus, luego un tren y espero en el aeropuerto. Luego de unas horas pierdo la fe pero no la esperanza y allí está, parece una ilusión que estuviera frente a mi, como hace un mes en Nepal. Sólo la toco para saber que es real, pero tengo cuidado porque no la quiero dañar. Así que me dice "hola" y en ese momento se que no es una ilusión, se que mi viaje cambiará, recuerdo lo poderoso que puede ser un hasta luego.


Bangkok nunca fue más colorido, el palacio real nunca fue más ostentoso, el Pad thai nunca supo mejor. Nuestros días en la ciudad nos mostró esa mezcla entre el pasado y el futuro, entre lo antiguo y moderno. La Navidad se apodera del ambiente y hace que la gente sea más amable, aún cuando para los tailandeses es una fecha comercial y no tiene mayor significado.


Empieza la novena en Colombia y en ese momento es cuando me encuentro en Kaosan Road a Gloria, mi ex compañera de trabajo. Aunque han pasado 6 meses, parece que era ayer cuando gastábamos tiempo debatiendo sobre la dirección de los mercados financieros, sobre la evolución de la economía o simplemente quejándonos por nuestros bajos salarios. Pues allí estamos una vez más, hablando sobre los mercados, esos que siempre me han cautivado y que me dieron la oportunidad de ahorrar lo necesario para viajar al otro lado del mundo. La diferencia es que esta vez estamos en una de las calles más famosas de Asia, donde irse de fiesta puede ser peligroso, salen dos y vuelven cuatro o a veces ni vuelven o si vuelven corren el riesgo de tener múltiples tatuajes.  Así que decidimos irnos de fiesta, el resto son recuerdos borrosos.


El reencuentro con mi  ex compañera me hizo recordar lo que era, mi pasado, ese que nunca he querido olvidar como lo hacen otros viajeros. Ese pasado me hace sentir un poco glamouroso, tal vez olvidó por un instante que llevo usando la misma ropa durante 6 meses y que mis compañeras de habitación son cucarachas y tal vez ratas. Cuando vuelvo a mi presente sonrio porque me doy cuenta que a esta hora duermen en mi país, sonrió porque es momento de ir al sur, a visitar las playas más hermosas del Sudeste asiático. 

A la tierra de los expatriados


Así es como decidimos ir a Hua Hin, un lugar del que no sabemos nada pero que de seguro nos tiene algo grande preparado.

Nuestra primera impresión es la de un lugar amable con familias y viejitos en edad de retiro que pasean por las calles, seguro que les encanta saber que recorren las mismas calles que el rey de Tailandia suele frecuentar (eso creía yo). Sin embargo es extraño cuando me doy cuenta de que por cada viejo hay dos mujeres tailandesas, siempre lo he dicho: creo en el amor pero esto era asqueroso. Luego de preguntar y preguntar nos enteramos que estábamos en una de las ciudades más famosas por el turismo sexual en Asia.

Entiendo que ellos tengan sus necesidades pero no es justo que invadan otro país para promover la prostitución. El ciclo de la vida nos enseña que hay que vivir al máximo cada etapa de la vida, así que lo que no se hizo cuando joven no se puede hacer de viejo. Una imagen clásica de Hua Hin:

"Sus ojos se cruzaron, tal vez ninguno imaginó que sus caminos compartirían la misma luz algún día. Hace 20 años ella apenas jugaba con una muñeca, el inflaba la suya. Hace 10 años ella conocía a su primer amor en la escuela, el la enterraba después de 40 años de matrimonio. Hace un año ella encontró la forma fácil de hacer dinero, el encontró la forma fácil de conseguir sexo. Sus manos entrelazadas le muestran al mundo que el dinero lo puede todo, muestran que el hombre es valiente cuando esta rodeado de extraños, muestra que sí se está a punto de morir puedes dañar la cultura de otro país, al final será problema de otro"

Bienvenidos a la full moon

Ya habíamos dejado la sordidez de Hua Hin y luego de tomar un tren a Surathani, estábamos sentados en un ferry que nos estaba transportando a Koh phangan. Decidimos que lo mejor es alquilar una moto para ir al hotel donde pasáremos una semana. Así que tomó el riesgo de conducir a lo Tai, con dos backpacks y sus respectivos backpackers.



Luego de ver los paisajes increíbles que nos tiene preparado la isla, llegamos al hotel más lujoso en el que había estado en el viaje. No podemos creer que estamos en un resort al frente del mar, donde a diario nos hacen el cuarto y nos dan cuatro juegos de toallas (los backpackers amamos las toallas limpias). La playa, la mejor de la isla.  


Es noche de Navidad y no me canso de decir lo importante que es esta fecha para los pueblos latinoamericanos, una fiesta de familia que no puede dejar ser pasado por alto. Y allí estamos Vania, Luiso, Sebas, Nuria y yo. El recuento del combo de latinos del norte ahora en un restaurante buffet en el sur de Tailandia. Los Chilenos con su vino, el colombiano con el ron, la española con el panettone y yo, tomé un trozo de mi preciado turbante indio, y se los doy como muestra de cariño. Es increíble como hace un año me desgastaba comprando los mejores regalos y ahora estoy dando algo que fue tan fácil encontrar y con gran valor sentimental. 



La noche sigue entre comida, vino, ron fiesta y al final, que se yo que pasó al final. Lo importante es que la moto llegó bien. Esa fiesta, la de la half moon party fue el preámbulo a la famosa full moon party! una fiesta al frente de la playa donde las luces de los stand de buckets se confunden con los shows de fuego que están durante toda la noche. Al final sabemos que será nuestra última noche juntos y la disfrutamos, al amanecer del día siguiente todos los viajeros han tomado camino, una vez más estoy seguro que los veré en mi casa.

El recomendado del día: Tom Sai



Para viajar no se necesita guía, sólo hay que preguntar a los viajeros sobre los lugares visitados. Así fue como llegamos a Tom Sai, en Krabi. El lugar es increíble, una de las playas más hippies nunca antes visitadas con ese toque de adrenalina que le da la escalada. Las noches las pasamos escuchando música flamenca o a veces latina cantado por un cuarteto de Tais, estos sí que saben.



Cuando nos aburrimos de estar botados en la playa, tomamos un kayak y remamos a una playa famosa, aún no sabemos el nombre. Allí empiezo a jugar con los Tais que tienen cangrejos en vez de perro. Usan salvavidas para protegerse de una mala ola y usan ropa en el agua para dejar parte a la imaginación.

5, 4, 3, 2, 1 feliz año!


Lastimosamente el tiempo es oro y ya es 31 de diciembre, el último día del año. De ese año que me esta cambiando la forma de ver al mundo. Así que decido pasarlo en grande. Tomamos un avión al norte de Tailandia, de nuevo a Chiang Mai para presenciar una de las celebraciones más bonitas de fin de año en el país de las sonrisas.


Durante toda la noche cientos de Sky lanterns son arrojados al aire, algunos con los deseos para el 2014, otros con mensajes para los que dejaron el mundo en el 2013. La comida inunda la entrada principal de la antigua ciudad mientras un concierto con bandas tías famosas empieza a unos metros de nosotros.

Aunque es una fiesta adoptada, los Tais la viven con júbilo imprimiéndole la mejor energía, esa que se transmite a las 12 de la noche, cuando los fuegos artificiales no paran de inundar un cielo que ahora es amarillo y rojo, en unos minutos sólo queda el humo del 2013 y la sensación de éxito de haber cumplido mis metas: tener el coraje para renunciar a un trabajo que me daba estabilidad económica, aceptar la soledad como compañera de viaje, explorar un mundo nuevo para mi y volver a lo simple. Mi 2013 no pudo ser mejor.

Ahora es 2014, muy temprano de hecho. Siento un fuerte dolor que se mezcla con una excesiva preocupación. El miedo de que algo ande mal me lleva corriendo al hospital, es primero de enero y me dicen que lo mío debe ser tratado por el especialista que llegará al día siguiente. Aquí empiezan mis 24 horas de espera.



1 comentario:

  1. Freddy que fortuna estar viviendo todas esas experiencias, hasta lo malo deja algo para aprender! Muchos éxitos, y espero algún día encontramos en el camino!

    ResponderEliminar